Si un trabajador cualquiera, sea un obrero, un cocinero, un contador, un médico o un periodista, pide aumento en su empresa y lo logra, es un héroe. Si cualquier trabajador, sea un operario, un vendedor, un ingeniero, un administrador o un abogado, decide cambiar de lugar de trabajo para mejorar sus condiciones salariales, laborales y de calidad de vida, es un tipo exitoso.
Pero si lo hace un futbolista, un trabajador del fútbol, es tratado de traidor, mercenario y desagradecido. Sean todos bienvenidos otra vez al viejo y conocido club de la doble moral futbolera que apunta según sople el viento, y en el que es tan fácil condenar, persignarse e indignarse.
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Los trabajadores –¡los futbolistas lo son!– tienen el derecho a elegir libremente su trabajo y a renunciar a él, y también tienen derecho a buscar mejores salarios. Es increíble tener que decir esto, pero toca.
Luis Díaz: su paso al Bayern se celebra
Luis Díaz, el orgullo nacional, el mejor jugador colombiano del momento, el gran MVP mundial de los futbolistas de la Selección, decidió forzar su salida del Liverpool para ganar un mejor salario. Por ser paisano se elogia su decisión y se condena al club inglés por pagarle mucho menos que a la mayoría de sus compañeros. Por eso se celebra que firme ahora para el Bayern Múnich. Cosa contraria a los fanáticos del Liverpool que en sus cuentas de redes sociales no lo bajan de desleal y ventajista, y le dicen que irá a la Bundesliga, de menor nivel que la Premier League.
Luis Díaz Foto:Efe
Lucho llegó al Liverpool en enero de 2022 por 45 millones de euros y firmó un contrato a cinco años, a razón de 3,5 millones de euros anuales de salario (unos 16.700 millones de pesos colombianos).
En esta industria capitalista del primer mundo del fútbol, para los cracs eso es mala paga. Pero tenía contrato firmado. Liverpool, con toda la lógica empresarial, no le subió ni un peso y forzó a quien lo quisiera, el Bayern Múnich, pagar con un descuentico la cláusula de rescisión de contrato: 75 millones de euros. Sacó ganancia en un jugador de 28 años. Díaz ahora ganara 12 millones de euros anuales: como 57.000 millones de pesos mal contados. Y todos tan contentos, menos los hinchas del Liverpool que le escupieron que era un jugador “desagradecido” y de “pocos goles”.
Luis Díaz Foto:Efe
El caso Juan Fernando Quintero
Parecido a como los fanáticos del América de Cali trataron a Juan Fernando Quintero hace unas semanas, cuando él como trabajador del fútbol decidió forzar su salida para irse a trabajar al River Plate argentino. Obvio: lo menos que le dijeron fue mercenario y desagradecido.
Aunque a esa historia parece que le falta un pedazo –¿quién le quedó debiendo plata al jugador, el que iba a comprar al América…?–, Quintero estaba en su derecho de no querer estar más en América y trabajar en River Plate.
Juan Fernando Quintero: así anunció América su salida Foto:Juan Fernando Quintero
¿Y la parroquia? ¡Incendiada! Como cuando los hinchas de Millonarios de prensa y tribuna criticaron a Andrés Román porque decidió irse a Nacional en su libre derecho de elección, o el caso del juvenil Néiser Villarreal, al que en una visión patronal lo tratan de traidor y pesetero por retrasar una posible renovación con incremento salarial por querer un sueldo mejor en otra empresa.
Andrés Felipe Román Foto:Jaiver Nieto. EL TIEMPO
¡Para blindaje de los equipos están los contratos gruesos con sus trabajadores-futbolistas, las renovaciones a tiempo, las cláusulas de rescisión y los derechos de formación!
No existen ni pases ni derechos: no se dejen engañar con eso y no olviden que los trabajadores, como lo son los futbolistas, tienen el derecho de elegir libremente y de querer mejores condiciones laborales.
¿Les suena injusto? Si es así, a la próxima, cuando pidan un aumento o cambien de empresa por gusto o porque les ofrecen más, no se olviden de que quizás también son mercenarios y no trabajadores…
Meluk le cuenta…
Gabriel Meluk
Editor de Deportes
@MelukLeCuenta