Selección Colombia Femenina, de la admiración a la consagración… (Opinión)

La historia del fútbol femenino en Suramérica ha tenido un nombre dominante: Brasil. Ocho títulos de Copa América lo confirman. Pero en este 2025, en la final del torneo continental, hay una sensación distinta en el aire. La Selección Colombia llega otra vez a la instancia definitiva, con más madurez y experiencia. Esta vez, el reto no es solo jugar bien, es ganar. Porque los buenos procesos se validan con títulos, y porque la historia no premia las intenciones, sino los logros.

Colombia ha sido constante, valiente y protagonista en los últimos torneos: subcampeona en 2010, 2014 y 2022; cuarto lugar en 2018. Siempre compitiendo, siempre rozando la gloria, pero sin escribir su nombre en el registro dorado de campeonas. Esos “casi” se han convertido en una mochila pesada que solo se aligera con la consagración. Llegó la hora de cambiar el relato. La generación actual no puede quedarse en el umbral. Tiene con qué dar el paso definitivo. El sábado a las 4:00 p.m. es la cita.

Desafío perfecto

Brasil, como rival, representa el desafío perfecto. Ganarle a la potencia histórica sería el golpe simbólico más potente que podría dar esta Colombia dirigida con inteligencia y corazón. No hay excusas ni margen para la resignación: si se quiere trascender, hay que vencer a las mejores. Y Colombia no llega como víctima, sino como un equipo capaz, sólido, que ha encontrado un equilibrio entre talento joven y figuras consolidadas. La camiseta amarilla ya no pesa solo por su color, sino por lo que representa en la cancha.

Este partido no es uno más. Es una cita con la posteridad. Porque, aunque los procesos importan, lo que queda en la memoria del fútbol son los títulos. La Copa América Femenina ha sido esquiva para Colombia, pero también ha sido el espejo en el que se ha visto crecer. Ahora, ese espejo pide reflejar una campeona. Las semifinales, los subcampeonatos, los reconocimientos individuales… todo eso suma, pero lo que realmente cambia la historia es ganar.

No es presión, es oportunidad

Las jugadoras lo saben. El cuerpo técnico lo sabe. Y el país lo siente. No es presión, es oportunidad. La de pasar de ser una selección admirada a una selección consagrada. La de cambiar la narrativa de “bien jugado” por la de “objetivo cumplido”. Porque este equipo no solo inspira por lo que ha hecho, sino por lo que está a punto de lograr. Y si lo logra frente a Brasil, será una consagración con mayúsculas.

La historia no siempre da segundas oportunidades. Hoy, Colombia tiene una frente a sus ojos. No se trata solo de fútbol, sino de legado. De dejar de mirar el pasado con resignación y empezar a escribir el futuro con orgullo. El momento es ahora. La final es contra Brasil. Y Colombia tiene todo para que esta vez, por fin, sea campeona de la Copa América Femenina.

CAMILA ESPIONOZA ARISTIZÁBAL

Para EL TIEMPO

@Camilanoticia1

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