En el fútbol, como en la vida, hay sucesos que no se explican con estadísticas ni pizarras tácticas. Hay momentos que se sienten en el alma, que remueven la memoria colectiva y hacen que un pueblo entero vuelva a creer. Así está Manizales hoy, con el corazón latiendo al ritmo de la Copa Sudamericana, con la ilusión encendida por un Once Caldas que, de la mano del “Arriero” Hernán Darío Herrera, quiere pensar en la gloria.
¿Coincidencia o destino? En 2004, cuando el blanco clasificó por primera vez a octavos de la Libertadores, fue campeón. En 2025, clasificó por primera vez a octavos de la Sudamericana. Las cábalas están servidas, esas que sigue el DT Herrera con precisión.
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El aporte de Hernán Darío Herrera al momento del Once Caldas
El regreso de Herrera no solo le devolvió identidad al equipo, sino también esa dosis de mística que hacía falta en Palogrande. Es un técnico que conoce el ADN del conjunto caldense, que le habla al jugador con sencillez y lo convence con pasión. Más allá de lo táctico, ha sabido despertar ese fuego interno que transforma a los buenos equipos.
Hernán Darío Herrera Foto:AFP
Cada paso del Once Caldas en esta Sudamericana ha sido acompañado de cábalas compartidas por la afición: el mismo asiento en la tribuna, la camiseta sin lavar desde la primera victoria, los rezos antes del pitazo inicial, el esparadrapo en las manos del ‘Arriero’ o las mismas medias para el volante Mateo García, tal como él lo confesó. Porque en Manizales no se juega solo con los pies; se juega con el alma.
Las calles vuelven a vestirse de blanco. Los niños imitan a Dayro Moreno en los recreos, las abuelas encienden velas con la foto del equipo al lado, y los bares se llenan para ver los partidos como si fueran finales. Ahora los hinchas, por más molestias con los resultados de la Liga local, se pegan de todas las velas y santos para el duelo contra el Huracán argentino.
Once Caldas avanzó a octavos de final de la Copa Sudamericana Foto:Jonh Jairo Bonilla. AFP
El “Arriero” lo sabe. Los jugadores lo repiten sin temor y el hincha lo dice como un credo: “El Once es un equipo copero”. Y esa frase, que para muchos era solo una nostalgia, hoy retumba. Nadie quiere hablar de campeonatos todavía, pero todos sueñan con ellos. Porque en este equipo hay mística, hay memoria, y, sobre todo, hay un pueblo entero empujando.
En tiempos donde el fútbol muchas veces se reduce a cifras, contratos y algoritmos, el Once Caldas 2025 recuerda por qué este deporte sigue siendo el más hermoso del mundo: por lo que provoca. Y hoy provoca esperanza, provoca orgullo, provoca fe en las empinadas calles de Manizales y las altivas montañas de Caldas.
Once Caldas avanzó a octavos de final de la Copa Sudamericana Foto:Jonh Jairo Bonilla. AFP
Si las cábalas tienen algo de cierto, si la historia realmente rima, entonces que se preparen en Suramérica. Porque ya una vez el Once fue campeón cuando nadie lo esperaba. Y las cábalas, dicen por ahí, no se rompen.
Que suenen los tambores, que se agiten los pañuelos blancos. Que la tribuna cante con fuerza. Porque si algo sabe hacer este equipo es escribir epopeyas cuando el mundo le da la espalda. Y con el “Arriero” al mando, los cánticos de Manizales ya no suenan al pasado… suenan a futuro.
Opinión
Camila Espinosa Aristizábal
Para EL TIEMPO
@CamilaNoticia