París arrancó la ceremonia de apertura de los Juegos Paralímpicos este miércoles con un viaje “desde la discordia…” hasta la Concordia, nombre de la plaza donde tuvo lugar el espectáculo, y con una nueva interpretación de un clásico francés.

En pleno atardecer y con el telón de fondo de la Torre Eiffel y el Grand Palais, el escenario instalado alrededor del obelisco de la plaza parisina se llenó de bailarines para ofrecer un show cargado de significado. 

Unos 140 artistas trajeados y otros 16 con discapacidades y vestidos con tonos azules, rojos y blancos, presentaron una actuación llena de energía que comenzó con las notas del piano de Chilly Gonzales.

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Los dos grupos de bailarines introdujeron una “paradoja”, palabra con la que el director artístico Thomas Jolly decidió titular la ceremonia: una sociedad que quiere ser más inclusiva, pero que debe seguir esforzándose para integrar a las personas con discapacidad.

Mientras ambos grupos bailaban, ignorándose en gran medida entre ellos, el artista francés Christine and the Queens entró en escena para poner algo de ritmo a la hasta entonces completamente abstracta actuación.

A diferencia de la clásica interpretación de Céline Dion del famoso “Hymne à l’amour” de Edith Piaf durante la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos, Christine and the Queens cantó una versión electropop del “Non, je ne regrette rien” de la célebre artista del siglo XX.

Al término de la canción, los dos grupos de bailarines se colocaron frente a frente, mirándose a los ojos, antes de que los cazas de la ‘Patrouille de France’ pintaran de azul, blanco y rojo el cielo de la capital francesa y dieran paso al desfile de los paradeportistas.

eldeportivo.com.co/AFP

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