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entre héroes, villanos y fantasmas… (Opinión)

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El fútbol, más que táctica y resultados, es una galería de rostros. Caras que gritan lo que a veces los pies callan. Y en los octavos de final de los torneos Conmebol de este 2025, los gestos lo dicen todo: la felicidad del Once Caldas, la desilusión de Nacional y la tristeza del América dibujan un contraste que no necesita marcador para entenderse.

En Manizales, el rostro de Dayro Moreno brilla como pocas veces. No es solo la sonrisa de un goleador eterno (370 goles), sino la expresión de un hombre que carga sobre sus hombros el mito de un club que ya sabe lo que es tocar la gloria internacional. A su lado, Michael Barrios aparece como ese fiel escudero que no pide protagonismo pero que siempre está, punzante, útil, leal, rápido y letal. Entre los dos construyen una dupla que recuerda inevitablemente a Batman y a Robin: el veterano que encarna la oscuridad y la luz al mismo tiempo, y el compañero que potencia sus virtudes, que se sacrifica, que le da chispa a la historia. El rostro de Once Caldas es nítido, reconocible, de héroes de cómic que encuentran en la Sudamericana su ciudad gótica por salvar.

Once Caldas es el único sobreviviente colombiano en torneos de Conmebol. Foto:AFP

¿Y Nacional y América?

El contraste llegó con Atlético Nacional. Allí, las caras largas de David Ospina, Mateus Uribe y Edwin Cardona cuentan otra historia: la del peso del escudo, la de un gigante que se quedó a puertas de la clasificación, después de llevar la serie a los penaltis. Ospina miró al suelo como quien sabe que la grandeza no alcanza con memoria; Uribe se mordió los labios, impotente; Cardona refugió su frustración en el gesto agrio, incapaz de transformar su talento en liderazgo. Son rostros de resignación, de un equipo que en el espejo vio más dudas que certezas en la Copa Libertadores.

Sao Paulo vs. Nacional. Foto:AFP

Y luego está América, que ni siquiera tiene rostro. Su semblante se perdió el día en que Juan Fernando Quintero tomó otro rumbo. Desde entonces, el equipo camina como un fantasma colectivo, sin guía, sin figura, sin ese héroe que encarne sus aspiraciones. Es un cuerpo sin cara, un escudo sin máscara, una historia sin protagonista.

Bahía vs. América. Foto:EFE

El fútbol, como la vida, se entiende en miradas y expresiones. Hoy, Once Caldas sonríe con la picardía de sus dos justicieros, como único colombiano que sigue con vida en torneos internacionales en este 2025, Nacional se lamenta con el gesto amargo de sus veteranos y América se esconde en el anonimato de quien no encuentra a quién mirar. Entre héroes, villanos y fantasmas, la Sudamericana y la Libertadores volvieron a recordar que el balón no solo rueda: también dibuja emociones en los rostros.

CAMILA ESPINOSA ARISTIZÁBAL

Para EL TIEMPO

@Camilanoticia1

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